Sara Puerto. Licenciada en Psicología y Coach ACC

Si has llegado hasta aquí es porque te gusta el salseo, ¿eh?… ¡Pues vamos al lío!

Yo nací siendo Coach, sólo que no lo sabía.

Tenía ligeras sospechas cuando DECIDÍ sacarme la carrera de Psicología, allá por el segundo milenio después de Cristo.

Yo era la típica amiga que siempre tenía algún consejo que darte (bueno, por lo que me decían), la que sabía cómo animarte si estabas pasando por un momento chunguer o te sermoneaba cuando se te iba la olla y la liabas parda. Nada más lejos de lo que hace un Coach, por cierto.

El caso es que a mi me gustaba ayudar a la gente a solucionar sus movidas, y pensé que estudiando psicología podría entenderlas mucho mejor.

Comencé con mucho entusiasmo pero pronto se acabó la magia.

No me malinterpretes, aprendí muchísimo, en serio. Sobre todo en las asignaturas que hablaban de como limpiar la caquita que todos llevamos dentro, ya me entiendes. Sin embargo, había otras que se me hacían bola. Una bola que terminó siendo como la que perseguía a Indiana Jones en la del Arca, un infierno.

Así que como vi que la cosa iba para largo, me metí a trabajar para no vivir del cuento (de esto ya si eso hablamos otro día).

Terminé la carrera, por supuesto. (No olvides que te dije que estaba decidida a ello.) Sin embargo, yo ya tenía un buen puesto como administrativa en una buena empresa, ganaba un sueldo aceptable y estaba agotada de ser la mujer orquesta, así que ahí se quedó mi vocación. (¡ERROR!)

Mi vida continuó alejada de mi propósito y pasaron cosas. Cosas que le pasan también a otros.

Un día me dije: «¿Sara, pero qué narices estás haciendo? ¡Esto es sal! ¡No azúcar! (Es que acababa de ponerme el cuarto café de la mañana, ¿sabes?)

Ya fuera de bromas. Yo en ese momento no lo sabía, pero estaba a punto de pasar.

Me volví a mi escritorio y me quedé mirando la pantalla. Un escalofrío me recorrió de arriba abajo. (En serio, fue así.) Y pensé: “esto no es lo que he venido a hacer en esta vida”.

Puedo decir que ahí comenzó mi segunda vida.

Para no convertir este café de media mañana en una sobremesa de copa y puro, te lo resumiré.

Volví a las aulas, leí mucho, aprendí nuevas habilidades y herramientas, me formé y certifiqué como Coach Transpersonal y todo, haciendo mi propio viaje de autodescubrimiento y evolución personal.

Y aquí me vas a permitir que me ponga algo más seria.

Fue un viaje apasionante pero, también muy duro, todo hay que decirlo. Me di cuenta de todo lo que había estaba acumulando dentro, que me estaba impidiendo ser quien era realmente. Y por suerte también me di cuenta de todo lo que YO podía hacer para cambiarlo.

Porque la vida a veces es durilla. Yo lo sé, y tú también. Sino no estarías aquí.

Así que DECIDÍ (nuevamente), que ayudaría a otras mujeres a recuperar la autoestima, confianza y seguridad que se merecen tener para poder construir la vida que ellas quieran. Y lo estoy consiguiendo.

Además, y como “mi otra vida” fue en el ámbito empresarial, decidí formarme en Coaching Ejecutivo y de Equipos para poder ayudar a otros a alcanzar su excelencia en el trabajo. Y, también, lo estoy consiguiendo.

¡Y voilà!

PD.- Venga anda, como me has caído bien te voy a dar un BONUS de salseo rico.

DATO 1. Entre tanto, también hice teatro durante mucho tiempo, donde pude expresar mucha de mi creatividad y dramatismo. Algo que me gusta aportar en algunos de mis talleres.

DATO 2. Uno de mis sueños es volver a subirme a un escenario y realizar monólogos de humor (en ello estoy).

DATO 3. Te dejo la última entrevista que me hicieron para YouTube, para que me conozcas un poquito más.