La falta de empatía.
¿Crees que cada vez somos menos empáticos?
Por supuesto, no es algo que nos ocurra a todos en todo momento, pero sí nos pasa a todos en algún momento determinado.
Me refiero a “nosotros” como sociedad, no en el ámbito familiar o de los amigos (que cada uno tendrá su situación personal), sino en el ámbito público.
Últimamente siento que nos estamos volviendo cada vez más egoístas, sólo nos interesan nuestros propios sentimientos y nos hemos olvidado de escuchar.
Paradójicamente vivimos en un mundo tecnológicamente más avanzado y cada vez más conectado, pero la capacidad de entender y compartir los sentimientos de los demás parece estar desapareciendo.
Reflexionando en ello, creo que hay varias razones que pueden estar influyendo en esta tendencia:
La tecnología. Las redes sociales y las plataformas digitales nos brindan una forma rápida y conveniente de conectarnos con los demás, pero a menudo carecen del componente humano real. Son anónimas, despersonalizadas y deshumanizantes y la falta de contacto visual y auditivo hace que sea más difícil reconocer y responder a las emociones de los demás.
La falta de educación en empatía. Cada vez se enseña menos en la escuela o en la educación formal, lo que significa que desde pequeñitos no aprendemos a ser empáticos. Sin embargo, la empatía se puede aprender y mejorar a través de la práctica y la educación.
Factores socioeconómicos y culturales. La desigualdad económica y la cultura de la individualidad y el narcisismo, cada vez más prevalentes en nuestra sociedad, hacen que las personas se centran más en sí mismas que en los demás.
La «desensibilización mediática». Estamos expuestos constantemente a imágenes y noticias impactantes, muchas veces sin contexto ni historia completa, lo que nos lleva a una insensibilidad hacia el sufrimiento ajeno y nos volvemos inmunes a ello.
El ritmo acelerado de la vida moderna. La sociedad actual valora la productividad y el éxito individual, lo que puede llevar a una falta de tiempo y energía para conectarse emocionalmente con los demás. Esta falta de tiempo para escuchar, comprender y apoyar a los demás puede resultar en una desconexión emocional generalizada.
¿Tú qué opinas?
Puede que éstas sólo sean reflexiones sin consistencia empírica, y que esta postura diste mucho de la realidad. Sin embargo, las razones que he expuesto están muy presentes en nuestro día a día y sólo espero que no perdamos la capacidad de conectarnos con el otro, por el bien común.
Podemos hacer algo al respecto al reconocer su importancia, enseñarla y fomentarla a través de la educación y la participación comunitaria. Al hacerlo, podemos construir una sociedad más empática y compasiva, lo que puede tener un impacto positivo en todos los aspectos de nuestras vidas.