DIVERSIÓN vs ENTRETENIMIENTO.
¿Cuánto tiempo dirías que dedicas a la semana a divertirte?
¿Qué actividades realizas a menudo que te divierten, que te hacen sentir como un niño cuando las practicas, con las que disfrutas y son de esas que te cargan de energía?
Hace unos días me hice esas mismas preguntas. Y, ¿sabes qué? ¡No supe cómo contestar!
Fue un descubrimiento impactante porque me di cuenta de que, ¡YA NO JUEGO!
No juego con la vida, me la he tomado tan en serio que me he olvidado de jugar. Y cuando digo “jugar” no me refiero única y exclusivamente a su significado literal. Me refiero a hacer cosas con las que me divierto como una cría, con las que me río y disfruto a rabiar.
Los primeros minutos me venían a la mente respuestas como “me gusta ver una serie por la noche” o “quedo con mi amigas”…, “paso tiempo con mi familia”… Y esas son cosas con las que disfruto, por supuesto, pero no necesariamente me DIVIERTO con ellas.
Empecé a reflexionar sobre la diferencia entre entretenernos y divertirnos e investigué un poco.
Diversión y entretenimiento son dos conceptos que están relacionados, pero que son diferentes. Los dos juegan con la idea de disfrutar, pasar un buen rato y desconectar de la rutina, pero se enfocan en diferentes aspectos de la experiencia, aunque seguramente cada persona tendrá su propia definición con diferentes matices.
Para mí, el entretenimiento puede ser divertido, pero no necesariamente. Puedes estar entretenido viendo una película de miedo, pero muy pocos dirán que se están divirtiendo.
Es una actividad más pasiva. Se trata mayormente de tener una experiencia atractiva y cautivadora y puede ser más formal, planificado y estructurado que la diversión.
La diversión, por el contrario, nos causa placer, nos hace sentir felices y nos hace reír. Son esas actividades que te llenan de vida. Seguramente te habrá venido a la mente todo aquello que te hace sentir así.
Me puse a pensar en cuándo fue la última vez que me divertí y nuevamente quedé en shock. ¿Cómo podía ser que hiciera tanto tiempo?
No digo que no lo haga de vez en cuando, pero es que, ¡debería ser todos los días! O como mucho todas las semanas.
¿En qué momento dejamos de ver el juego como una prioridad en la vida? En mi caso, yo ni lo sé.
Está claro que el juego, la diversión, el disfrute son algo muy importante para poder llevar una vida plena y satisfactoria. Entonces, ¿por qué dejamos de hacerlo a diario?
Debería ser algo obligatorio. Bailar con tu pareja de forma espontánea, reunirte semanalmente con tu equipo para practicar el deporte que te guste, acudir al último concierto de tu grupo favorito, cantar en la ducha sin importarte los vecinos, echar una carrera a tu hijo/a, ganar a tu padre a las cartas, recordar aquella anécdota con tus amigas y volver a revivirla… Son cosas que no deberíamos dejar de hacer nunca.
Y, sobre todo, debemos preguntarnos a menudo, ¿qué he hecho últimamente para divertirme?